05 septiembre 2006

La Antorcha

Al final van a tener que prohibir hacer barbacoas en La Castellana. Al Tiempo.
Todavía está el solar de Azca vacío de Windsor, cuando a Torre Espacio se le ilumina la azotea como efecto especial de celebración.

Estaba claro, no podía ser de otra forma, ante la falta de ubicación donde celebrar la victoria de España en Japón, alguien pensó en lo chuli de Plaza Castilla e inventarse una tradición: el Baloncesto a la sombra de las KIO.

La verdad es que no era fácil buscar el sitio de la fiesta. La Cibeles no, claro está ocupada. La Puerta del Sol tampoco, iba a parecer una manifestación. La Plaza de Colón es lugar más apropiado para los discursos en los viajes del Papa y paso del desfile el día del Pilar. Pues nada Plaza Castilla, cerquita de la Federación de baloncesto, conocida por el Día de la Bestia y muy cerquita de los juzgados donde los paparazzi hacen cola esperando ver salir al Antonio David o a la Sarita Montiel después de poner una demanda y desayunarse un Café con Churros en los Gagos de Bravo Murillo. ¡Qué empaque para la Plaza!, el baloncesto al lado del Manhattan de Chanmartín que soñó Manzano. Cómo factoría NBA, el All Star junto al Sky Line de Madrid.

Olvidaron que Madrid es caprichoso, capaz de cualquier cosa. Olvidaron que Plaza Castilla delimita al norte con la antigua Ciudad Deportiva del Madrid y al Sur con el Bernabéu, olvidaron que es feudo del fútbol.

Si, la Selección de Baloncesto ganó el oro , pero la maldición que persigue al deporte español se descarnó de arbitro para encarnarse en fuego urbano, a las cámaras de la televisión de Esperanza Aguirre el zum se les iba desde el escenario a las llamas de la torre, la voz de Gasol emocionada era solapada por las palabras de pesar del Alcalde y del Vicepresidente segundo de la Comunidad. A las gentes que disfrutaban en Plaza Castilla una higa le daba lo del incendio, se desquitaba de la derrota de otros mundiales, sobretodo del último de fútbol. Es curioso como en celebraciones deportivas la identidad nacional no plantea ninguna duda.

Fue el lubricante, como dice la versión oficial, el que prendió el edificio o, tal vez, la mantequilla con la que parece que se construye en más de 6 alturas.

Hay una cosa que a mí no me cuadra. Vamos a ver: ¿Cómo es posible que para hacer unas rozas en las paredes de la cocina de mi casa, los albañiles estén casi un mes donde dijeron cuatro días y, en cambio, para levantar una mole de 200 metros lo hagan en un curso escolar?

Hoy el premio Príncipe de Asturias del deporte es para la selección española de baloncesto, pues nada, que ningún fuego fatuo extinga tan merecida victoria, que ningún otro deporte se llame rey hasta que no tenga coronas como esta.

1 comentario:

José María JURADO dijo...

Importa decir que el prisma iluminado de granito era el Monumento a Calvo Sotelo, antes de que lo quiten...