Leo que ayer fuer recibida la Virgen de la Montaña en Cáceres, que a pesar de las lluvias de Abril, por allí estaba toda la ciudad y sus autoridades, si el alcalde también. Como debe ser. Un edil que se precie tiene que ir a recibirla y darle el bastón de mando, como aquel otro gran alcalde que fue Antonio Canales, que dejaba las reuniones de partido para irse a recibir a la Patrona (aunque luego lo finiquitaran por rojo, ateo y masón), como han hecho los distintas corporaciones que por la ciudad han pasado.
El momento blog fue cuando el actual alcalde, en un tránsito de ínfinito éxtasis, de mística levitación sobre su gestión le pide a la Virgen de la Montaña y cito textualmente: El alcalde, José María Saponi, pidió ayer la intercesión de la Montaña para ayudar a los jóvenes que "al terminar su tiempo de formación necesitan --dijo-- un puesto de trabajo".
José María, hombre de Dios, acuérdate de no pedir imposibles, recuerda en ese momento de debilidad de gestión la máxima monacal de Ora et Labora.
Acordarse de Santa Bárbara cuando truena es un hábito muy de estudiante, que además tú como emérito profesor deberías saber.
Cómo es posible que pidas por los jóvenes con ese plan de Juventud maravillosamente maquillado por el concejal responsable. No ves, eso si que es un milagro que pasó de ser Plan de Juventud de Valladolid a mutarse en Plan de Juventud de Cáceres. Poca confianza tienes en tu concejal (otro asceta de la gestión), que por cierto más que un once es un cero a la izquierda (matemáticamente claro), capaz de multiplicar, a través de la intercesión de la fotocopiadora, realidades para los jóvenes.
Que esta gestión municipal es un Lázaro que tiene que resucitar, eso lo saben todos los cacereños, incluso los que vivimos fuera. Pero no atosigues a la Patrona y más que orar, el 27 de Mayo es mejor votar, para que cambie el mal gobierno, y ya verás, alcalde, como lo que pides se cumple.